Orientación a resultados

Cualquier persona puede conseguir buenos resultados Un resultados es un efecto derivado de una acción, incluso no hacer nada también es una acción. Si queremos resultados diferentes, debemos de hacer cosas que no habíamos hecho antes.

Un avance importante a nivel empresaria es cambiar la metodología de trabajo orientada a tareas por otra diferente orientada a resultados. Este cambio puede suponer un incremento de la efectividad en las personas y eficiencia en los procesos.

Nuestra actitud y comportamiento condiciona las acciones que realizamos en el día a día. El origen de este comportamiento radica en lo que pensamos y en lo que sentimos, y éstos se alimentan mutuamente. Los pensamientos y sentimientos son el cristal por el cual vemos el mundo de nuestro alrededor. Nuestras percepciones y expectativas vienen condicionadas por lo que pensamos y sentimos.  Finalmente según esta interpretación de nuestro exterior tendremos una determinada actitud que marcará nuestro comportamiento, y seguidamente nuestras acciones. Como se puede ver, hay bastante complejidad en todo el proceso que nos lleva a actuar de una forma determinada, sin embargo el origen está en lo que sentimos y pensamos.

La palabra tiene poder, la que decimos en voz alta tiene un impacto mayor del que esperamos en las personas que están en nuestro alrededor, por otro lado, las palabras que nos decimos a nosotros mismos también tiene un gran impacto en nuestra forma de ver el mundo. Por este motivo es muy importante nuestro diálogo interior.  Ante una misma situación dos personas pueden vivir la misma experiencia de forma completamente diferente. Si ante un reto nos decimos que no podemos superarlo, nuestra mente deja de trabajar, pero si nos preguntamos cómo puedo alcanzarlo, nuestra mente continúa trabajando buscando respuestas y caminos.

Las personas que consiguen excelentes resultados utilizan un patrón similar al del proceso científico, que consta de tres fases: tener una visión, elaborar una estrategia con objetivos precisos para alcanzarlo y plantearse una «fase crítica» para identificar cuáles van a ser los principales problemas con los que se van a encontrar por el camino.

 

De la insatisfacción a la innovación

Cuando creamos algo nuevo, se suele crear dos veces; la primera vez cuando la pensamos y la segunda vez  cuando lo implementamos. Sin embargo para que se inicie este proceso, tiene que haber una motivación que sea la chispa que enciende la maquinaria.

Cuando se propone algún nuevo producto, mejora de un proceso u otro tipo de cambio en la empresa, lo primero que sucederá es una oposición a este cambio por parte de algunas o varias personas. Es algo normal y si el cambio merece la pena y va en línea con la estrategia de la empresa, es importante gestionar estas “fuerzas de oposición”, para ello es importante el liderazgo.  Un buen líder es capaz de transformar estas “energías” y canalizarlas para conseguir el objetivo que se plantea.

Aquellas empresas maduras (más de 20 años) que están acomodadas y que llevan tiempo sin innovar, deberán tener cuidado de no quedar desfasadas ante los cambios rápidos de los tiempos actuales, es por este motivo que hay que dejar atrás la autocomplacencia  y tener siempre una actitud de mejora.

Para hacer algo diferente lo primero es salir de la zona de confort y adentrarse en la zona de aprendizaje. Para ello hay que despertar el lado aventurero y que tu motivación por hacer algo nuevo sea superior al miedo u otras limitaciones propias. Otras veces hay algunos aspectos que se han vuelto tan incómodos y te provocan insatisfacción que en cierto modo te facilitan dejar atrás la zona de confort. Todo cambio es un proceso, por tanto requiere de tiempo y energía. Es más útil utilizar la sensación de insatisfacción como «chispa» para hacer algo nuevo, que quejarse y no hacer nada al respecto por mejorar.

Esto se puede aplicar en el mundo empresarial y a nivel personal. A nivel empresarial se puede ir a nuevos mercados y/o desarrollar nuevos productos, ya nivel personal puedes utilizar la insatisfacción en algún aspecto de tu vida como estímulo suficientemente intenso para que pongas nuevos objetivos en línea a tus intereses; cambio de vivienda, nuevas actividades, mejora de formación, etc

De la insatisfacción a la innovación se podría resumir como utilizar un sentimiento de incomodidad de una situación dada como estímulo para mejorar.

 

Generando ondas alfa para mejorar los resultados

En este post me gustaría tratar los estados cerebrales para conseguir mejoras en el rendimiento personal y profesional, aprovechando los nuevos avances científicos y aplicando estos conocimientos a nuestra vida.

El descubrimiento de la actividad eléctrica del cerebro data del siglo XVIII, la existencia de las ondas cerebrales de corta duración (beta) y las de mayor duración (alfa) se puso de manifiesto a principios del siglo XX, es decir, mucho más tarde.

Se podrían clasificar en función de su ciclo de duración (1 ciclo por segundo es 1 Hz) de la siguiente forma:

  • Beta alta (23-35 Hz): En momentos de ansiedad
  • Beta (15-22 Hz): En estados de alerta y concentración
  • Alfa (8-14Hz): Cuando estamos relajados y receptivos
  • Theta (5-7Hz): Durante el sueño
  • Delta (0,5Hz-4Hz): Durante el sueño profundo

Debido al alto grado de estrés y ansiedad en la sociedad actual, la mayoría de la población están casi continuamente produciendo ondas beta. Y ahora viene lo que realmente considero más interesante y tal vez le sorprenda; Al aumentar la serenidad interior, se mejora el funcionamiento intelectual. Y lo que es más interesante, el miedo paraliza, debido a que el cerebro está en beta o beta alta.

La imagen que se tiene de ejecutivos preocupados, llenos de tensión, sin tiempo para nada, es muy probable que solamente conduzca a la mediocridad. Es difícil dar lo mejor de uno mismo si está angustiado y estresado. Un mínimo de presión puede ser motivante, para evitar entrar en estados de aburrimiento, sin embargo el caso extremo durante largos periodos de tiempo es contraproducente.

En estados cerebrales alfa, la mente suele ser más creativa e imaginativa que cuando está en el estado beta. Los mejores resultados personales y profesionales se consiguen cuando uno disfruta y se divierte con lo que hace, es decir, cuando está generando ondas alfa.